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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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23-03-2023

 

Artículo de Vladimir Putin para el Diario del Pueblo, Rusia y China: una asociación de futuro

 

 

SURda

Opinión

Notas

Mundo

 

Vladimir Putin

Me complace aprovechar esta oportunidad para dirigirme al amistoso pueblo chino en uno de los mayores y más autorizados medios de comunicación del mundo antes de la visita de Estado del Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, a Rusia. Este acontecimiento histórico reafirma el carácter especial de la asociación entre Rusia y China, que siempre se ha basado en la confianza mutua y el respeto de la soberanía y los intereses de la otra parte.

Tenemos grandes expectativas puestas en las próximas conversaciones. No nos cabe duda de que darán un nuevo y poderoso impulso a nuestra cooperación bilateral en su conjunto. Es también para mí una gran oportunidad de reunirme con mi viejo y buen amigo, con quien mantenemos las más cálidas relaciones.

Conocí al camarada Xi Jinping en marzo de 2010, cuando visitó Moscú al frente de una delegación china de alto nivel. Nuestra primera reunión se celebró en un ambiente muy profesional y, al mismo tiempo, sincero y amistoso. Me gusta mucho este estilo de comunicación. Sé que en China la gente concede gran importancia a la amistad y a las relaciones personales. No es casualidad que el sabio Confucio dijera: "¡Acaso no es una alegría tener amigos que vienen de lejos!". En Rusia compartimos este valor y tenemos por hermanos a los verdaderos amigos. Nuestros dos pueblos tienen mucho en común en este sentido.

Tres años después, por los mismos días de marzo, volvimos a encontrarnos en la capital de Rusia. Era la primera visita de Estado de Xi Jinping a nuestro país tras su elección como Presidente de la República Popular China. La cumbre marcó el tono y la dinámica de las relaciones entre Rusia y China durante muchos años, se convirtió en una prueba clara de la naturaleza especial de las relaciones entre Rusia y China y trazó la trayectoria de su desarrollo acelerado y sostenible.

Desde entonces ha transcurrido una década, que no es sino un momento fugaz en la historia de nuestros países, que comparten una tradición secular de buena vecindad y cooperación. Durante este tiempo, el mundo ha visto muchos cambios, a menudo no para mejor. Sin embargo, lo principal ha permanecido invariable: me refiero a la firme amistad entre Rusia y China, que se fortalece constantemente en beneficio e interés de nuestros países y pueblos. Los progresos realizados en el desarrollo de los lazos bilaterales son impresionantes. Las relaciones Rusia-China han alcanzado el nivel más alto de su historia y están cobrando aún más fuerza; superan en su calidad a las alianzas político-militares de la época de la Guerra Fría, sin nadie a quien ordenar constantemente y nadie a quien obedecer constantemente, sin limitaciones ni tabúes. Hemos alcanzado un nivel de confianza sin precedentes en nuestro diálogo político, nuestra cooperación estratégica ha adquirido un carácter verdaderamente integral y se encuentra al borde de una nueva era. El Presidente Xi Jinping y yo nos hemos reunido unas 40 veces y siempre hemos encontrado tiempo y ocasión para conversar en diversos formatos oficiales, así como en -actos noticiosos-.

Nuestras prioridades incluyen el comercio y la asociación económica. En 2022, nuestro comercio bilateral, que ya era considerable por entonces, se duplicó hasta alcanzar los 185.000 millones de dólares. Se trata de un nuevo récord. Es más, tenemos motivos para creer que el objetivo de 200.000 millones de dólares, fijado por el Presidente Xi Jinping y por mí mismo, se superará ya este año en lugar de 2024. Cabe destacar que la proporción de liquidaciones en moneda nacional en nuestro comercio mutuo está creciendo, lo que refuerza aún más la soberanía de nuestras relaciones.

Los planes y programas conjuntos a largo plazo se están llevando a cabo con éxito. No será exagerado decir que el gasoducto ruso-chino Power of Siberia se ha convertido en el "acuerdo del siglo" por su envergadura. Los suministros de petróleo y carbón rusos han aumentado considerablemente. Nuestros especialistas participan en la construcción de nuevas centrales nucleares en China, mientras que las empresas chinas participan activamente en proyectos de GNL; nuestra cooperación industrial y agrícola es cada vez más estrecha. Juntos exploramos el espacio exterior y desarrollamos nuevas tecnologías.

Rusia y China son potencias con tradiciones antiguas y únicas y un enorme patrimonio cultural. Ahora que se han levantado todas las restricciones a los contactos mutuos relacionadas con la pandemia, es importante que aumentemos cuanto antes los intercambios humanitarios y turísticos, reforzando así la base social de la asociación ruso-china. Los años temáticos interestatales tienen un papel especial que desempeñar en este contexto. Por ejemplo, el bienio 2022/2023 está dedicado a la cooperación en el ámbito de la cultura física y el deporte, muy popular entre nuestros ciudadanos.

A diferencia de algunos países que pretenden la hegemonía y aportan discordia a la armonía mundial, Rusia y China están construyendo puentes, literal y figuradamente. El año pasado nuestras regiones fronterizas quedaron conectadas por dos nuevos pasos de puente sobre el río Amur, que ha sido un "río de amistad" desde tiempos inmemoriales. En medio de las "olas y vientos" que barren el planeta, cooperamos estrechamente en asuntos internacionales y coordinamos eficazmente nuestras posiciones en política exterior, contrarrestamos amenazas comunes y respondemos a los retos actuales, permaneciendo hombro con hombro como una "roca en medio de una corriente que fluye rápidamente". Promovemos activamente estructuras multilaterales democráticas como la OCS y los BRICS, que adquieren cada vez más autoridad e influencia y atraen a nuevos socios y amigos. La labor encaminada a coordinar el desarrollo de la Unión Económica Euroasiática con la iniciativa "Un cinturón, una ruta" también va en esta línea.

Nuestros países, junto con actores afines, han abogado sistemáticamente por la configuración de un orden mundial multipolar más justo, basado en el derecho internacional y no en determinadas "reglas" al servicio de las necesidades de los "mil millones de oro". Rusia y China se han esforzado sistemáticamente por crear un sistema de seguridad regional y mundial equitativo, abierto e integrador que no esté dirigido contra terceros países. A este respecto, tomamos nota del papel constructivo de la Iniciativa de Seguridad Global de China, que coincide con los planteamientos rusos en este ámbito.

Podemos sentir cómo el panorama geopolítico en el mundo exterior cambia drásticamente. Aferrado más obstinadamente que nunca a sus dogmas obsoletos y a su dominio en vías de desaparición, el "Occidente colectivo" se juega el destino de Estados y pueblos enteros. La política estadounidense de disuasión simultánea de Rusia y China, así como de todos aquellos que no se pliegan al dictado estadounidense, es cada vez más feroz y agresiva. Se está desmantelando la arquitectura internacional de seguridad y cooperación. Rusia ha sido calificada de "amenaza inmediata" y China de "competidor estratégico".

Apreciamos la postura equilibrada adoptada por la RPC sobre los acontecimientos en Ucrania, así como su comprensión de su trasfondo histórico y de sus causas profundas. Acogemos con satisfacción la disposición de China a contribuir de manera significativa a la resolución de la crisis. Al igual que nuestros amigos de China, abogamos por el estricto cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas y el respeto de las normas del derecho internacional, incluido el derecho humanitario. Estamos comprometidos con el principio de la indivisibilidad de la seguridad, que está siendo groseramente violado por el bloque de la OTAN. Estamos profundamente preocupados por las acciones irresponsables y francamente peligrosas que ponen en peligro la seguridad nuclear. Rechazamos las sanciones unilaterales ilegítimas, que deben levantarse.

Rusia está abierta a la resolución política y diplomática de la crisis ucraniana. No fue Rusia quien interrumpió las conversaciones de paz en abril de 2022. El futuro del proceso de paz depende únicamente de la voluntad de entablar un debate significativo que tenga en cuenta las realidades geopolíticas actuales. Lamentablemente, el carácter de ultimátum de las exigencias impuestas a Rusia demuestra que sus autores están alejados de estas realidades y carecen de interés en encontrar una solución a la situación.

La crisis de Ucrania, provocada y alimentada diligentemente por Occidente, es la manifestación más llamativa, aunque no la única, de su deseo de mantener su dominio internacional y preservar el orden mundial unipolar. Está meridianamente claro que la OTAN se esfuerza por tener un alcance global de actividades y trata de penetrar en Asia-Pacífico. Es obvio que hay fuerzas que trabajan persistentemente para dividir el espacio común euroasiático en una red de "clubes exclusivos" y bloques militares que servirían para contener el desarrollo de nuestros países y perjudicar sus intereses. Esto no funcionará.

De hecho, hoy en día, las relaciones entre Rusia y China son la piedra angular de la estabilidad regional y mundial, impulsan el crecimiento económico y garantizan una agenda positiva en los asuntos internacionales. Constituyen un ejemplo de cooperación armoniosa y constructiva entre grandes potencias.

Estoy convencido de que nuestra amistad y asociación basadas en la elección estratégica de los pueblos de los dos países seguirán creciendo y ganando fuerza para el bienestar y la prosperidad de Rusia y China. Esta visita del Presidente de la RPC a Rusia contribuirá sin duda a ello.

 

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